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Ejes Epistémicos

Teoría y Práctica del Proyecto y el Planeamiento

Como lo planteó la célebre tríada vitruviana (venustas/utilitas/firmitas) la arquitectura es una creación espacial y material polifacética en la que se integran los aspectos formales, funcionales y constructivos. Suele afirmarse que la arquitectura no puede ser sino la suma y ensamble de estos aspectos y que esa síntesis se obtiene en primer término ideativo en la mente del proyectista y luego y encadenadamente en lo que denominamos proyecto como producto central de la actividad de la arquitectura y por tanto eje integrador de los restantes.
La noción de proyecto puede entenderse como la pieza básica emergente de la arquitectura y la noción de plan podría verse como un analogon del concepto de proyecto pero referido a las dimensiones urbanas y territoriales, ya que las escalas de actuación del saber de la arquitectura incluyen el campo llamado urbanismo (referente a la teoría y práctica de las actuaciones urbanas) y el campo llamado planeamiento espacial –territorial, regional, etc.– ( referente a la teoría y práctica de las actuaciones espaciales territoriales ).
Este eje comprende así los conocimientos necesarios para el aprendizaje de instrumentos, métodos y teorías del diseño arquitectónico, urbano y territorial para la realización de proyectos de arquitectura y de planes urbanos y territoriales, brindando los medios que permitan tanto la interpretación de las necesidades como la resolución de los problemas del hábitat en todas esas escalas o dimensiones de actuación.
Este eje integra además los conocimientos que permitirán desarrollar proyectos de diversa complejidad y escala que incluyan elementos para la resolución funcional, formal, espacial, comunicacional, técnica, contextual, normativa y ambiental integrando los conocimientos adquiridos.

Comunicación y Forma

Existe un campo temático que vincula fuertemente la labor del arquitecto con dos cuestiones inherentes al proceso de producción de proyectos:
- el otorgamiento de entidad formal –en tanto determinación de un volumen complejo que establece condiciones de especialidad interior y relaciones variables adentro/afuera – los mecanismos de registración de los procesos cognitivos del campo de la imaginación/ideación y que el arquitecto debe traducir paulatinamente en instrumentos variados (grafos, diagramas, esquemas, modelos icónico-escalares, etc.) sea tanto para plasmar las ideaciones privadas cuanto para comunicar resultados parciales o finales a terceros (clientes, usuarios, compradores eventuales, constructores, colegas del campo profesional, etc.).
Estas dimensiones –respectivamente ligadas a las nociones/procesos de forma y comunicación– tienen diferencias y concomitancias puesto que tributan de manera concluyente a campos que, como los del dibujo o la realización de maquetas, cumplen simultáneamente con exigencias de formalización y comunicación definiendo cualidades de la entidad formal y a la vez transmitiendo simbólica o literalmente esas cualidades siempre en la etapa en que el proyecto como tarea discurre entre la primera idea mental del proyectista y su acabamiento como instrumento mimético-escalar de un objeto futuro. Se trata así de trabajar en los conocimientos necesarios para formar al alumno en la capacidad de comunicar y pensar mediante el dibujo y demás técnicas gráficas, aportando un instrumento básico e imprescindible tanto para la carrera como para el ejercicio profesional y comprendiendo saberes referidos a sistemas, métodos y procedimientos analógicos y digitales para la representación y prefiguración integral de las distintas escalas del espacio y de los objetos.

Tecnología, Producción y Gestión

La razón final de la arquitectura es la viabilización de su producto técnico-cognitivo esencial –el proyecto– hacia la esfera de la realización y la materialidad. Los proyectos, que son en sí unos objetos de carácter analógico (dibujos y modelos a escala, etc.), contienen las instrucciones para su traducción a la escala real y por tanto su conversión en objetos reales tales como los edilicios.
En cualquier caso, se trata de objetos complejos que deben ser ejecutados o realizados según ciertos atributos técnicos (por ejemplo, tectónica, durabilidad, eficiencia funcional o prestacional, etc.) y de acuerdo a ciertos criterios de producción (por ejemplo, construcción tradicional o industrializada, construcción húmeda o seca, etc.).
Por último, el proceso de pasaje de un proyecto a su construcción despliega numerosas instancias de gestión y administración, por ejemplo, la consideración de las normas edilicias y urbanísticas vigentes para lo proyectado en cada lugar, el mecanismo de generación de los documentos técnicos que permiten la concurrencia contractual de quiénes construirán el proyecto, el diseño y control de su modo de producción y el contralor de las características seguras de acuerdo a parámetros legales, del desarrollo de las obras, etc. Este conjunto de saberes propios de la construcción o materialización remiten, por tanto, a diversos campos técnicos específicos (como es el caso de las construcciones, las estructuras o las instalaciones que constituyen los agrupamientos convencionales de los diversos subsaberes técnicos relacionados con la realización de los proyectos, subsaberes no meramente aplicativos o de desarrollo sino que hacen parte del proceso mismo de la acción proyectual ya que hay que conocerlos para proyectar), así como a complementos de naturaleza legal, económica o administrativa que forman parte del sistema socio-productivo en el cuál los proyectos devienen obras y se ajustan a disposiciones normativas y/o a dinámicas del mercado, etc. Para el acceso didáctico a tales campos existe la necesidad de dominar aspectos básicos de las ciencias físico-matemáticas que son basamentos previos de tales conocimientos técnicos.
Por tanto, en síntesis, este eje epistémico agrupa los conocimientos científicos, tecnológicos y económicos adecuados para abordar las capacidades proyectuales, espaciales, estructurales, constructivas, organizativas, directivas, ejecutivas, de administración, de gestión, legal y de presupuesto para lo cuál, en las diversas asignaturas del mismo, se desarrollarán los conceptos básicos matemáticos y leyes físicas necesarias para tal fin, como también, los conocimientos sobre los aspectos técnicos de la arquitectura, desde los sistemas constructivos y materiales a los sistemas estructurales de edificación, el acondicionamiento y los servicios.
Se incluyen, además, los conocimientos referidos a la organización, la dirección, la gestión y la ejecución de obras, como también los conocimientos básicos que surgen del marketing, los modelos y teorías de economía, criterios para adoptar decisiones que permitan evaluar proyectos disciplinares y el desarrollo de ciertas capacidades para el gerenciamiento de sus organizaciones y para la administración de los recursos.

Historia y Teoría de la Arquitectura y el Urbanismo

Las prácticas de la arquitectura, de larga data, remiten en general a la posesión de cierta clase de experiencia de sucesos previos considerados exitosos sobre los cuáles se fundan cierto criterios de lo que podría entenderse como cánones. En largos tramos del desarrollo histórico de la arquitectura ese conocimiento de la experiencia canónica previa y la atribución a la misma de una cierta autoridad devino en las formaciones que historiográficamente se han conocido como los estilos y, de ellos, las estipulaciones prescriptivas de carácter academicista. El advenimiento de la modernidad cambió esa tradición de convalidación histórico-normativa de las experiencias pero dio paso a una nueva instancia de referencia de autoridad, cuál fue la práctica de las vanguardias y de los grandes maestros.
Por otra parte y en razón que la arquitectura no puede entenderse como una estructura epistémica del orden de las ciencias –a lo sumo resulta ser, dentro de la epistemología popperiana, una formación híbrida que conjuga aspectos del orden de las ciencias y de las artes– sus saberes depositan gran importancia al conocimiento crítico de las experiencias precedentes lo que define, si cabe, una suerte de cultura proyectual basada en ese conocimiento. Hablamos así de cultura proyectual, como del background casuístico y conceptual que un proyectista debe tener en relación a los hechos históricos de la arquitectura que la han constituido como tal, por ejemplo, el concepto del orden en la arquitectura griega clásica y helenística) y también en relación al inmediato pasado –moderno, contemporáneo– en tanto conocimiento de las prácticas sustantivas que hacen parte de diferentes criterios canónicos de aceptación social incluso en relación a lo que podríamos llamar el gusto socialmente instituido con sus variaciones periódicas.
Por tanto este eje incluye los conocimientos sobre teorías de la arquitectura y conocimientos de la historia del arte, la arquitectura y el urbanismo, entendibles como diversos campos historiográficos que ayudan a explicar el espesor temporal de las prácticas proyectuales y sus sistemas de referenciamiento (citas, remakes, innovaciones, contraposiciones, etc.) Además, la arquitectura como campo historiográfico, no es el de un espacio autónomo sino que para entender el sentido de cada aporte concreto, es necesario abordar los conceptos históricos de las relaciones entre sociedad, cultura, espacio y formas de habitar, como también la historia de la ciudad y el espacio habitado en las diferentes culturas. En este espacio resultan en general relevantes los modos de construcción autóctonos o populares que, sin ser estrictamente materia de acciones proyectuales arquitectónicas, son de necesario conocimiento ya que suelen desplegarse enseñanzas e influencias entre ambas dimensiones.
Se incluye, asimismo, la consideración del concepto de patrimonio (artístico, arquitectónico, urbano, antropológico, inmaterial, etc.) como el de aquellas producciones de excelencia tal, que merecen ser tuteladas, conservadas o restauradas.
También va incluido en el tratamiento de este eje, lo referente a la consideración de las diferentes posturas de las distintas teorías arquitectónicas que se han desarrollado en si, como una historia específica (la historia de las ideas teóricas) y además como unas concepciones evaluativas y críticas respecto del propio devenir histórico disciplinario.
Un conjunto de conocimientos que ingresa como aportes importantes está relacionado con el análisis y la comprensión de las relaciones existentes entre la cultura, el arte y la arquitectura, como también la valoración de la importancia de la comunicación en el mundo actual y en la práctica profesional. Es preciso también desplegar conceptos específicos sobre la interpretación de las relaciones entre la sociedad, las formas de vida cotidiana y su impacto en la arquitectura; todo esto en el marco de la comprensión de las problemáticas más significativas en la construcción de su rol profesional como práctica social.
Por último, y en la posibilidad de asumir una historia de los procesos de desarrollo y cambio de las sociedades urbanas, deben integrarse conocimientos necesarios para la comprensión e interpretación del espacio socio-urbano.

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